ACUERDOS DE
PRODUCCIÓN LIMPIA: UNA EXPERIENCIA CONCRETA DE
AUTOCONTROL
Los primeros Acuerdos de
Producción Limpia (APL) realizados en el país,
una de las iniciativas estrella del Comité de
Producción Limpia, están cerrando actualmente su
ciclo y los buenos resultados que ya se anticipan,
han demostrado a todos los actores involucrados
–organismos públicos y entidades
fiscalizadoras, asociaciones gremiales y empresas–
la viabilidad de esta herramienta basada en la
voluntad y el autocontrol. Se entrega a
continuación una visión desde una entidad
fiscalizadora y otra desde una asociación
gremial.
-
LOS APL Y LA PERSPECTIVA
DE LA FISCALIZACIÓN
Un actor clave en los acuerdos
de producción limpia es el organismo
fiscalizador. Al Servicio de Salud del Ambiente de
la Región Metropolitana (SESMA) le tocó
participar en cuatro de los Acuerdos de
Producción Limpia (APL) –el de las fundiciones,
el de la construcción, el de los productores de
cerdos y el de la industria química– que en
conjunto sumaban alrededor de "130
actividades a controlar" (empresas). A partir
de esta experiencia, Maritza Rojas -del
Subdepartamento de Gestión Ambiental,
Departamento Técnico, del SESMA-, extrae algunas
lecciones sobre la aplicación de este nuevo
instrumento en Chile.
El Cambio en la Relación
Fiscalizador-Fiscalizado
Para Maritza Rojas es difícil
decir que un APL haya sido más exitoso que otro,
no sólo porque aún no están listas todas las
evaluaciones, sino porque cada uno tiene sus
particularidades, pero el balance general resulta
muy positivo principalmente porque ha generado una
nueva relación fiscalizador-fiscalizado. Admite,
sin embargo, que desde la firma de los primeros
convenios en 1998, la perspectiva de la relación
con los empresarios ha cambiado completamente.
Antes no se relacionaban con asociaciones
gremiales, sino con las empresas individualmente.
Este cambio les permite ahora tener un espacio
público-privado donde llevar los problemas del
rubro y establecer soluciones. La asociación se
convierte en un aliado, lo cual es muy ventajoso,
indica.
Destaca este rol de las
asociaciones en la promoción del tema ambiental,
indicando que hoy están más preocupadas por este
tema, lo que ha llevado a un mayor autocontrol
empresarial. Es más, cree que se está
revirtiendo la situación en que se cumplía
porque se controlaba; ahora los controlados están
demandando al Estado y al fiscalizador que le
fijen normas más claras. Señala que esto obliga
al sector público a ordenarse y, en cierta forma,
termina produciéndose también una fiscalización
de tu rol fiscalizador.
Otro aspecto interesante que se
produjo con los APL fue que se generaron más
acciones de las que estaban dentro de los
compromisos, como una forma de solucionar en los
distintos rubros los problemas ambientales.
Hacia un Nuevo Modelo de
Fiscalización
Los Acuerdos de Producción
Limpia están en la línea de un nuevo modelo de
fiscalización que busca ir asentando la actual
dirección del SESMA, el cual se basa en la
confianza y el autocontrol de las empresas. En
este marco se apoyó el cambio del Plan Regulador
de la Región Metropolitana que autorizará a
funcionar nuevamente empresas molestas dentro de
la circunvalación de Américo Vespucio, y
también apunta en esta dirección el proyecto
piloto de SESMA llamado "trámite cero",
que se está implementando con la pequeña
empresa.
Maritza Rojas admite que, en
una primera instancia, no resulta fácil adoptar
este nuevo modelo ni para la sociedad en general
ni para los propios fiscalizadores. La misma
experiencia de los acuerdos de producción limpia
lo demostró: aunque tanto el anterior Director
del SESMA, Mauricio Ilabaca, como el actual, José
Concha, han sido partidarios de esta nueva forma
de fiscalizar que establecieron los APL, en un
principio esto no fue muy bien recibido
internamente y se asumió más como un mandato que
había que cumplir que como una buena iniciativa,
pues tradicionalmente se ha desconfiado de la
empresa y sobre esa base se realizaba la
fiscalización; así, cuando llegó este
instrumento, la gente se preguntaba: ¿vamos a
entregar nuestra herramienta al empresario?
Por lo mismo, comprende que
algunos sectores de la sociedad se muestren
reacios y desconfiados frente a estas nuevas
estrategias. "Les costará el mismo tránsito
que nos ha costado a nosotros", señala
Maritza Rojas.
Pero por otra parte, cree que
el mismo rol fiscalizador de la ciudadanía tiene
hoy una mejor acogida y permite hacer de
contraparte para evitar un abuso de confianza. Las
personas estarían entendiendo que son
fiscalizadores y frente a esto también se ha
tenido que adecuar el SESMA, mejorando sus
sistemas de atención al cliente y de acogida a
las denuncias. Los funcionarios están obligados a
atender el 100% de las denuncias, con un tiempo de
respuesta de máximo 30 a 35 días. Y esto, ya no
visto como una molestia para el servicio, sino
como una ayuda: las denuncias de la gente son
tomadas como un indicador del sistema de control y
son tomadas en cuenta al momento de hacer los
programas de vigilancia.
Para Mejorar…
Dado que el fortalecimiento de
la fiscalización basada en la confianza y el
autocontrol es una decisión institucional, se
espera participar en nuevos acuerdos de
producción limpia y ver también cómo se
mantienen los avances conquistados con las
empresas que ya participaron. Pero, al mismo
tiempo, se requiere mejorar algunos aspectos.
Según explica Maritza Rojas, el sistema funciona
bien si tiene un mecanismo de seguimiento bien
diseñado con planillas de recopilación de datos
que tengan una interpretación clara y única. De
hecho, este fue uno de los problemas que se
presentó durante el desarrollo de los APL,
existiendo casos en que los datos de unos informes
de avance no coincidían con los de informes
anteriores, lo que se atribuyó básicamente a
formas de interpretación de cómo informar los
datos. Esto debiera mejorar con planillas mejor
diseñadas y, también, más simples.
Otros aspectos que habrá que
mejorar son una mejor definición de qué trato se
le da a las empresas que no están en los acuerdos
y la difusión de los mismos a nivel de sociedad.
Esto debería permitir, en definitiva, que
participar en iniciativas de autocontrol como
éstas resulten realmente atractivas y de
beneficio para el empresario.
El "Trámite
Cero": Confianza "A Priori" en el
Pequeño Empresario
También en la línea del
autocontrol se enmarca el proyecto piloto
"Trámite Cero" que está llevando
adelante el SESMA. Se trata de un nuevo
procedimiento que tiene este organismo para
autorizar en forma rápida actividades productivas
de microempresas de bajo riesgo sanitario y
ambiental. Por parte del microempresario, se
requiere llenar un formulario de Declaración de
Cumplimiento de Requisitos Sanitarios, que es su
compromiso de autoevaluación; mientras que por
parte del SESMA el compromiso es que el
procedimiento de autorización no durará más de
una hora, lo que antes podía tomar entre 45 y 60
días.
Se cambia con esto un sistema
que verificaba antes de otorgar la autorización
si el empresario estaba en condiciones de cumplir
la normativa, por otro que, antes que la empresa
empiece a funcionar, confía en que la cumplirá.
No obstante, las labores de
fiscalización del SESMA se mantienen iguales y,
de comprobar posteriormente inexactitud en los
datos entregados en la Declaración o
transgresión de las normas sanitarias, aplicará
las sanciones correspondientes.
2. LA EXPERIENCIA GANADA EN
EL APL DE LAS FUNDICIONES. VISIÓN DESDE LA
EMPRESA
Hoy la Asociación de
Industriales Metalúrgicos (ASIMET), que coordinó
la participación de las empresas en el acuerdo de
producción, muestra con orgullo la cifra del
cumplimiento promedio del sector: 94%.
De los seis primeros acuerdos
de producción limpia realizados, el de las
fundiciones ha sido uno de los primeros en tener
lista su evaluación final. Este acuerdo se
inició en agosto de 1999 y concluyó en octubre
del 2001, contando con la participación efectiva
de 42 fundiciones de la Región Metropolitana y
con la División Talleres Rancagua de Codelco
Chile en la VI Región. Incluía 25 acciones, de
las cuales 15 estaban orientadas a reducir las
emisiones atmosféricas y 10 abordaban los
residuos sólidos industriales. Hoy la Asociación
de Industriales Metalúrgicos (ASIMET), que
coordinó la participación de las empresas en el
acuerdo, muestra con orgullo la cifra del
cumplimiento promedio del sector: un 94%.
Pero más allá de las cifras,
Andrés Muñoz, gerente ambiental de la
asociación, destaca el aprendizaje para el
sector: "El buscar un acercamiento con la
autoridad en este acuerdo condujo a las empresas a
tomar conciencia sobre el tema ambiental y sobre
el desarrollo sustentable". Señala que los
productos de esta experiencia –aparte de los
más tangibles y medibles, como por ejemplo, el
sacar de circulación unas 10 toneladas mensuales
de material particulado fino– son muy variados.
Entre ellos están:
-
La nivelación (hacia
arriba) de la conducta ambiental de las
empresas. Cuando partió el acuerdo, había
grandes disparidades en este aspecto entre los
participantes, lo que significó también que
algunos debieron trabajar bastante más que
otros, pero hoy se puede decir que en general
están en condiciones parejas de cumplir bien
con la normativa.
-
El avance en aspectos
ambientales que aún no están normados.
Varias de las medidas del acuerdo se referían
a aspectos que aún no están normados, pero
que presentan un problema ambiental actual o
futuro. Al adelantarse voluntariamente a
abordarlas, no sólo se previene el problema
sino que además deja a las empresas en mejor
pie para enfrentar futuras normativas más
estrictas. Y si bien a la autoridad le
interesa que, como mínimo, se cumpla con la
legislación, los acuerdos se constituyen en
una instancia propicia para generar
compromisos que vayan más allá de las
normas.
-
La mejora de la autoestima
del sector y de las relaciones internas. Antes
del acuerdo, las empresas participantes se
miraban como competidoras y desconfiaban entre
sí. Eso se fue superando con la generación
del acuerdo y luego con actividades colectivas
a través de proyectos de fomento que
agrupaban a las empresas según una necesidad
específica en común y en los cuales
participó un 50% de las empresas del acuerdo.
Además, se observa una mayor autoestima de
los empresarios, individualmente y como
sector, que sienten que mostraron
responsabilidad con los compromisos adquiridos
y cumplidos.
-
Una nueva relación con el
sector público, basada en una mayor confianza
mutua. La autoridad ya no se presenta ante la
empresa en forma coercitiva, sino con un
ánimo de colaboración y aporte de consejo
técnico.
Nuevos Pasos: Certificación
y Política Ambiental
Aunque el acuerdo de
producción limpia de este sector concluyó
oficialmente en octubre pasado, esto no significa
que se cierra una etapa de preocupación por el
mejoramiento ambiental. De partida ha quedado una
capacidad instalada en las empresas, tanto en
inversiones como en conocimiento para cumplir
adecuadamente con las regulaciones ambientales.
Pero, más interesante aún es la motivación en
varias empresas por continuar en el camino
iniciado. "Hay ocho fundiciones que esperan
certificarse con ISO 14.001 en su gestión
ambiental para fines del 2002 y tres
implementarán la certificación OHSAS 18.000
sobre gestión de salud ocupacional", señala
Andrés Muñoz.
Por otra parte, ASIMET está ya
empeñada en elaborar la "Política
Ambiental" de la Asociación. "Esto era
impensable cuatro años atrás, porque no se
tenía la base para realizarlo. Pero ahora, con la
experiencia del Acuerdo de Producción Limpia, no
sólo hemos comprobado que nos comprometimos y
pudimos cumplir, sino que además hay un piso
sobre el cual podemos construir esta
política", explica Andrés Muñoz.
Fuente: Acuerdos, N°14,
marzo 2002.
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